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La Anunciación en clave vocacional


Fiesta de la iniciativa de Dios, de la disponibilidad de María, de la humildad,

ANUNCIACIÓN: Iniciativa, respuesta y camino de encarnación.

Un año más celebramos la solemnidad de la Anunciación, volviendo la mirada a María, al misterio de la encarnación. En clave vocacional quisiera compartir tres aspectos de esta fiesta: El primero se remite a la iniciativa de Dios, siempre sorpresiva y fundante; el segundo se sitúa en la respuesta libre y humilde; y el tercero, en el proceso de concretización de una historia de amor, la de Dios y su Pueblo.

El Dios que primerea y sorprende es aquel que por medio de su Ángel visita a su pueblo, al pueblo fiel y sencillo, a María, la hija predilecta de la humanidad. A un humilde hogar nazareno se acerca Dios para comenzar su obra y la propone, nunca traspasa nuestra libertad. Es este mismo Dios que nos llama desde siempre, a través de amigos, personas cercanas y situaciones que nos invitan a abrir el corazón. Solo un verdadero amor, que abarque toda mi vida, es capaz de ser fundante, de sostenerme para preguntarme: ¿Estás dispuesto?

En más de una ocasión, esta iniciativa de Dios nos toma por sorpresa, no la solemos esperar ni predecir, ¡Tampoco María sabría que vendría san Gabriel a anunciarle el plan de Dios que comenzaría con su SÍ! Pero ante nuestro estupor, el enviado de Dios nos dice también: “No temas”, palabra de c

onsuelo, de ánimos, muy propia de Dios. La iniciativa de Dios nos prepara para la respuesta.

Entre los muchos comentarios en torno al pasaje de la Anunciación nos invitan a ver a toda la creación, a toda la historia expectante ante la respuesta de María. Ante nosotros se revela un plan, una vocación para servir; también ante nuestra respuesta hay gente expectante, aquellos que serán destinatarios de nuestros apostolados, los hermanos que necesitan una mano amiga, un SÍ que renueve otros SÍ. María dice “Hágase en mí” asumiendo el riesgo de creer, ¿Nos sumamos a los sueños de Dios?

Pero podemos quedarnos en meras respuestas verbales o voluntariosas y no concretizar nada; por eso todo hemos de medirlo en clave del misterio de la Encarnación, la humanidad necesita de un SÍ concreto de parte nuestra, así veremos a María concretizando su sí en el nacimiento del Señor, en Caná, en su camino de discípula, en el Calvario y en Pentecostés: mujer creyente, de pie, orante, “apóstola”.

Hoy somos invitados a concretizar el SÍ, sea para iniciar el camino, sea para renovar el SÍ de la profesión religiosa, sea para no dejar ideas volando, sino saber ser junto con Dios “Coeditores” de la vida y de la misión. Él cuenta con nosotros.

*José Miguel Villaverde es clérigo temporal de la Sociedad de San Pablo, actualmente desarrolla el apostolado editorial en Asunción, Paraguay.

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